DEL METALICO FLORETE AL ROCK QUE SE CLAVA EN EL ALMA
Una persona que se dedicó al deporte por muchos años de su vida, que estudió canto, que se esforzó por componer, actuó como empresario, escribió, curso la carrera de Historia, estudió locución, trabajo como guionista y como catedrático, al mismo tiempo que se animó a pilotear, a conducir su propio programa radial en el BBC y a presentar documentales por televisión, podría preguntársele; ¿cuándo tuvo tanto tiempo disponible para poder realizar tantas tareas disímiles?
Durante su infancia y parte de su adolescencia la Esgrima lo ayudó a para escaparle a los malos hábitos, logrando competir en la institución educativa a la cual concurría, hasta poder llegar a ser profesional en la materia. A sus quince años ganó un torneo colegial lo que le valió ser nombrado capitán de su equipo. Llegó a estar rankeado entre los diez primeros esgrimistas de Gran Bretaña. Estuvo a poco de representar al Reino Unido en los Juegos Olímpicos de Barcelona, en 1992.
Claro que la música pudo más que el deporte y nadie se privó de escuchar a uno de los mejores vocalistas de Heavy Metal de la historia. Nació el 7 de agosto de 1958 en Worksop, Inglaterra, para con el tiempo liderar una de las principales bandas del género descripto. Comenzó su afinidad con los pentagramas en 1977 bajo la notoria influencia del grupo Deep Purple y dos años más tarde se unió a la agrupación Samsom, bajo el seudónimo de “Bruce Bruce”.
Estamos mencionando a Bruce Paul Dickinson, quien se sumó al grupo británico Iron Maiden en 1981, para compartir escenarios con los otros integrantes de la banda hasta 1993, cuando se largó a su carrera de solista, regresando a formar parte de esta a finales del siglo pasado.
Considerado por la prensa especializada como uno de los mejores vocalistas de Hard Rock y de Heavy Metal, logró encaramarse en los primeros puestos del ranking siempre que se lo propuso.
Sus tres matrimonios y una complicada enfermedad que comenzó a transitar durante 2014 a la cual pudo hacerle frente para curarse definitivamente a fines del siguiente año, lo puso frente a una prueba que superó con creces.
Para Dickinson la Esgrima es física, mental y espiritual, claro que durante su prolongada trayectoria trató de unir, aunque sea en sentimientos los valores del deporte y la música, que en conjunto lo acompañaron durante toda su vida.