DENGUE: Brote histórico ya son 129 los muertos y hay más de 180 mil casos registrados

Según se informó en el último Boletín Epidemiológico emitido por el Ministerio de Salud, las autoridades sanitarias advirtieron que hay una “mayor magnitud” de contagios con respecto a temporadas previas. 

El Ministerio de Salud de la Nación informó que en lo que va de la temporada 2023/2024 “semana 31 de 2023 -fines de julio y comienzos de agosto- hasta la semana 12 de 2024 -mediados de marzo- se registraron en Argentina 180.529 casos de dengue (90% autóctonos, 7% en investigación y 3% importados), de los cuales 163.419 se registraron desde la semana 1 a la semana 12 de 2024. La incidencia acumulada hasta el momento para el total país es de 384 casos cada cien mil habitantes”.

 

En medio de este brote de dengue que afecta a la Argentina, un equipo de especialistas del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET) descubrió que las larvas del mosquito Aedes aegypti pueden obtener oxígeno del agua.

El trabajo publicado en la revista Insects aporta información relevante para enfrentar esta epidemia. Y colabora en la elaboración y diseño de aquellas estrategias que tienen el objetivo de disminuir la proliferación del mosquito vector de los virus del dengue, del Zika y del chikunguña.

Según el sitio oficial del CONICET, con los resultados de esta investigación, los científicos argentinos lograron refutar un paradigma clásico de la biología que afirma que el insecto solo respiran oxígeno atmosférico.

Soledad Leonardi, investigadora del CONICET y una de las autoras del trabajo, señala en el portal del organismo que: “Un aspecto interesante del trabajo es que analizó experimentalmente el consumo de oxígeno, bajo distintas condiciones, lo que nos permitió demostrar que las larvas completamente sumergidas pueden realizar intercambio gaseoso con el medio acuático, garantizando así su supervivencia”.

Este hallazgo permite cuestionar la efectividad de métodos de control que evitan contacto de las larvas con el aire, haciendo que permanezcan sumergidas. Al demostrarse que las larvas tienen la capacidad de respirar bajo el agua, se comprueba que esa estrategia no tendría el resultado deseado.