INDY 500: CANAPINO VIVIÓ UNA JORNADA HISTÓRICA, PERO AL FINAL SE QUEDÓ SIN NADA
El arrecifeño llegó a estar 3°, pero se terminó pegando contra un muro por evitar a un auto que sufrió un accidente. Josef Newgarden, el ganador
El arrecifeño, que debutaba en la tradicional prueba, correspondiente a la sexta fecha de la temporada de las Indy Car Series, hizo un gran trabajo durante la mayor parte de la competencia y llegó a girar en el tercer lugar, pero faltando ocho vueltas para el cierre, tras un relanzamiento luego de una bandera roja, tuvo un accidente -no sufrió heridas- y terminó abandonando.
El triunfo en una carrera plagada de choques y suspensiones en el tramo final fue para el estadounidense Josef Newgarden, del Team Penske, quien se robó el primer lugar en la última vuelta y terminó cruzando la meta apenas 0s097 por delante del sueco Marcus Ericsson (Chip Ganassi Racing) y 0s429 del otro local, Santino Ferrucci (A.J. Foyt Enterprises).
“Una lástima lo que pasó. Es una locura cuando se relargan las carreras, la agresividad es demasiada. Lástima para Agustín, porque venía haciendo un gran trabajo y apuntábamos a un top 10 o top 20 con los dos pilotos. Pero así son estas competencias. Por suerte a él no le pasó nada”, comentó Ricardo Juncos, dueño del Juncos Hollinger Racing, el equipo con el que el arrecifeño de 33 años está disputando su primera temporada en la categoría de monopostos de Estados Unidos.
Canapino, cuatro veces campeón de Turismo Carretera, se mostró muy seguro desde el arranque de la prueba. Largó 27° y mantuvo un gran ritmo, sin arriesgar más de lo necesario, pero siempre apuntando a mejorar en pista cuando se le presentaba la oportunidad.
Se movió casi toda la carrera entre el 20° y el 30° lugar. Aunque durante esos ingresos a boxes masivos, que se produjeron varias veces en la tarde (sobre todo cuando aparecía la bandera amarilla), consiguió escalar posiciones.
En una de esas paradas “colectivas”, en la que entraron todos los de arriba, el arrecifeño quedó tercero, con Ryan Hunter Reay y su compañero Callum Ilott por delante.
Y justo cuando los líderes comenzaban a recuperar posiciones, tras volver a pista, un impresionante vuelco de Kyle Kirkwood tras un roce con Felix Rosenqvist forzó la primera bandera roja de la tarde.
Con el auto del argentino -teñido de celeste y blanco- en el tercer lugar se despertó la ilusión. Aunque sabían el Titán y su equipo que les sería muy difícil mantener el podio, porque, como había extendido su permanencia en pista, estaba casi sin combustible.
Y cuando los autos volvieron al trazado, para girar unas vueltas detrás del Safety Car antes del reinicio de la competencia, tuvo que parar y llenar el tanque.
Quizás si no hubiera tenido que detenerse en ese momento, la historia habría sido otra y él hubiera podido, al menos, completar la prueba, que era su primer objetivo. Pero debió ingresar a boxes y en el relanzamiento se ubicó 17°.
Minutos después de que volviera la velocidad, cuando luchaba por el 15° lugar, sufrió el accidente que puso fin a su ilusión. Scott McLaughlin tocó a Simon Pagenaud, que quedó dando vueltas en la pista.
Canapino quiso evitar ese choque y se fue contra la pared. Perdió control del auto y cuando avanzaba a los tumbos, impactó de atrás sin mucha fuerza con el coche del mexicano Pato O’Ward, que había chocado más adelante.
El argentino salió por sus propios medios del vehículo, pero los daños que sufrió su coche fueron demasiado grandes y ya no pudo regresar a la competencia.
Fue un final que nadie esperaba, después del muy buen trabajo que había hecho el arrecifeño en casi toda la carrera. Pero como dijo Juncos: “Sí son las 500 Millas”.
El Titán tendrá que sacudirse la bronca muy rápido y ver lo positivo: en pista, volvió a demostrar su talento y su capacidad detrás del volante, fue uno de los mejores -si no el mejor- rookie de la tarde y volvió a llevar la bandera albiceleste a una de las pruebas más emblemáticas del automovilismo mundial después de 83 años. Histórico, más allá de la desilusión final.